Hay horarios para todo, típicamente existe un horario de oficina (excepto cuando hay un proyecto por entregarse), son esas ocasiones en que se pueden romper los récords de más tiempo enfrente de un monitor o un rack de equipos. Pero qué pasa cuando por fin salimos del horario laboral, nos desconectamos del mundo y lo que sigue es hacer y pensar en cualquier otra cosa.
Es difícil quitarse el uniforme en la calle y no me refiero a la ropa institucional sino a esa imagen que se nos ha formado con el paso del tiempo y reaccionamos de manera inconsciente ante situaciones agradables cuando vemos un detalle que nos re conecta con lo que vivimos día a día en nuestro horario de trabajo.
Me refiero a ese sublime montaje de equipo dentro de un rack perfectamente organizado, una impresionante instalación en un sports bar, donde cada altavoz y cada pantalla merece la pena existir, que además de que se ve bonito, suena bonito, luego aumenta la curiosidad y nos fijamos que marca es, buscamos donde están escondidos los subwoofers, revisamos las trayectorias, alineadas y en sincronía con el resto de las instalaciones, para rematar asientes con la cabeza y el pulgar levantado al mesero haciendo alusión a lo que estas experimentando.
Tristemente también nos podemos encontrar lo contrario, pésimos montajes e instalaciones, descuido al detalle fino, improvisación que se nota a primera vista, suciedad, falta de atención, no hace falta ser experto o tener ojo y oído entrenado para darse cuenta de que se ve y se escucha mal, en ocasiones extremas la mejor opción puede ser retirarse del lugar y prometer nunca regresar.
En ambas situaciones la experiencia que nos deja siempre es buena, la primera nos da un excelente buen ejemplo de como es posible hacer bien las cosas, la segunda es una oportunidad de platicar con el responsable del lugar y explicarle lo mucho que pudiéramos ayudarle para mejorar su negocio, de seguro no será fácil llegar con la persona adecuada para manifestar nuestro interés, puede haber muchos obstáculos, objeciones y limitantes, sin embargo que otra persona mejor que nosotros pudiera ser quien le comunique esto al responsable del local o negocio.
Fluir con naturalidad y con disposición de reconocer lo bueno y lo malo, creo que nos da cierta ventaja.
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