Una garantía para el retorno a las oficinas
Si se produce una recesión económica importante en el próximo año, puedes esperar que los empleados vuelvan a su oficina. Hay dos razones para esta predicción: Los salarios rígidos (sticky wages) y el evitar despidos.
Los salarios rígidos es el nombre que se le da al fenómeno en el que los recortes salariales simplemente no se producen, incluso cuando la lógica más pura del mercado sugiere que deberían darse. En una recesión, el desempleo aumenta, creando un mercado en el que las pocas empresas que contratan pueden conseguir buenos talentos a bajo precio. Las tasas de mercado bajan. Pero los trabajadores actuales no ven recortados sus salarios, sino que éstos siguen aumentando según las fórmulas establecidas. Eso hace que los trabajadores estén, en cierto sentido, sobrepagados, y se modifica la relación entre lo que entregan y lo que pueden exigir los empresarios. En esas condiciones de mercado, los trabajadores se esforzarán al máximo en su empleo, conscientes del alto precio que supone perderlo. Los empresarios también se aprovecharán de ello, cargando a los trabajadores para tratar de sacarles el mayor partido.
Ahora mismo, los empresarios no pueden obligar a los trabajadores a volver a la oficina sin correr un gran riesgo de rotación y de la llamada “renuncia silenciosa”. Pero en una recesión, esos riesgos se reducirán. En esas condiciones, los empresarios no dudarán en forzar la vuelta a la oficina si creen que ayudará a la empresa.
Incluso si el riesgo de rotación de un retorno a la oficina no llega a cero, los empresarios pueden ver eso como una oportunidad más que como una amenaza. Que algunos empleados renuncien a su empleo al negarse a volver a la oficina puede ayudar a las empresas a evitar los despidos. Uno de los peores aspectos de las recesiones es que las empresas se ven obligadas a recortar personal para equilibrar las cuentas. Los despidos pueden destrozar la moral de los empresarios y perjudicar la motivación de los trabajadores, además de costarles dinero en forma de aumento de la responsabilidad fiscal por el seguro de desempleo en países europeos o Estados Unidos o por las altas indemnizaciones que hay que pagar en lugares como México. Si el hecho de volver a llamar a los empleados para que trabajen en persona puede reducir el número de empleados lo suficiente como para evitar los despidos, para los departamentos de administración y recursos humanos de las empresas ese hecho será un objetivo cumplido.
En conjunto, estas dos razones nos hacen pensar que una recesión a corto plazo provocaría una oleada de empresas que obligarían a sus colaboradores a volver al trabajo presencial.
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